Hola amigos, he vuelto, estuve mucho tiempo sin escribir en este blog pero conversando con una persona muy cercana me dí cuenta que es necesario tener un respaldo para esos momentos difíciles, a veces, una pequeña historia basta para cambiar nuestro estado de ánimo o mejorar un día que va mal, recuerda que solo tu tienes el poder de dar energía, ya sea positiva o negativa a lo que ocurre en tu vida, tu tomas la decisión de enfocarte en la solución o en el obstáculo y es por esto que este blog estará aquí para ayudarte.
Para hoy tengo que compartir contigo una historia que quizás te identifique en cierta medida, hace muchos años existía un reino famoso por que su Rey tenía una puntería sin igual, por todas las comarcas se comentaba la buena puntería que tenía a tal punto que nadie se atrevía a desafiarlo. Un día, un príncipe de un reino vecino se armó de valor para retar al Rey en una competencia de tiro con arco y emprendió el viaje hacia ese lugar. Al llegar, pidió entrevistarse con el Rey quien lo recibió gustoso invitándolo a un banquete en su honor. Llegado el momento, el príncipe le preguntó al Rey como hacía para tener una puntería tan excepcional como la que contaban las historias y fue ahí cuando este dijo: "Bueno, yo solo apunto a cualquier dirección con mi arco y disparo, luego, mis súbditos son los encargados de pintar un blanco alrededor de la flecha, no importa donde quede, ese es el secreto de mi puntería"
No sé si esperaban algo distinto, pero la historia, aunque no tiene un final muy convencional ocurre más a menudo de lo que ustedes creen, existen trabajos donde la palabra del jefe es ley y nadie tiene derecho a discutirla, cada cosa que solicita o pide se cumple no importa a que costo, lamentablemente esto es perjudicial tanto para el equipo como para el líder, ya que generalmente, todos actúan en base al temor, ninguna persona tiene el coraje de plantear su punto de vista porque el jefe es el único que tiene la razón, estas personas se acostumbran a pintar blancos alrededor de cada decisión de su jefe, generando un daño irreparable al funcionamiento del equipo y apagando las esperanzas de algunos que simplemente optan por renunciar o cambiarse de departamento. Los integrantes del equipo no actúan por motivación y cualquier error podría ser atribuido a las decisiones del jefe, el que muchas veces no se da cuenta que está cometiéndolos, ya que sus subordinados no se lo advierten por temor a perder su reputación de buen empleado, ocasionando más de alguna quiebra en el curso de la historia.
Ahora te dejo planteada la siguiente pregunta para reflexionar, ya sea si en tu empresa eres jefe o subordinado...
¿Estás actuando como Rey o como un pintor de blancos?